jueves, 22 de mayo de 2008

Te hago daño una y otra vez, y tu a mi me haces daño una...pero no otra vez.
Las horas pasan y la
sangre gotea lentamente de mi alma, se escurre, se evapora, juguetea entre mis dedos y tu nombre.

Perra! Me grita el corazón, déjame morir en paz!

Mi mente divaga en nuestro recuerdo, mis manos se aferran a tu piel que nunca fue piel, escamas es lo que tienes sobre el cuerpo, tan frías y duras como mi mirada cuando te recorre rendido. Qué hemos hecho de lo inmenso que teníamos, nos atragantamos de orgullo, de ira, de desdén, de tedio... ahora me ves remendar las heridas con jirones de tu piel.

Perra! Me grita tu corazón, déjame morir en paz!

Todavía huelo a ti, y tu... hueles a mi, tu humor sigue acariciándome entre las piernas, sigue seduciéndome la mente, tu sabor recorre mis entrañas, las nutre y las desgarra, tu indecencia y mi locura danzan una vez mas... no distingo entre el placer y el dolor, finalmente sudor y lagrimas se confunden en la obscuridad.

Perra! Me grita la vida, Déjate morir en paz!

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